martes, 16 de marzo de 2010

N*

Suelo imaginar mis citas antes que sucedan, por lo general, nunca son como las imagino.
A diferencia de esta.
Mire la hora y eran las 21.26, me resulto demasiado temprano, aun así toque timbre. Inmediatamente un delantal y una sonrisa hermosa me abrieron la puerta.
- Pasa, pasa, todavía no termine de hacer la comida. Que hermosa que estas hoy. Mas que nunca.
Era verdad, el me daba una luminosidad especial.
En el ambiente dominaba el blanco. Una mesa, dos copas, dos platos y dos sillas. Atraz, la ventana, llena de estrellas.
En el aire sonaba Cohen, y un romanticismo fácil de interpretar.
- Veni, sentate. Queres vino?
- Vino blanco tenes?
- Salù.
Su comida quedo en segundo plano, y la distancia entre su silla y la mía era cada vez menor, tocábamos los mas amplios temas: la luna, las estrellas, el y yo.
Por momentos reinaban los silencios incómodos que eran partidos por comentarios sobre lo hermosa que estaba esa noche, o lo linda que era (es) su sonrisa.
- Hagamos algo, no nos quedemos sentados!
Esa frase me causo gracia y accedí. Como era martes no teníamos mucho para hacer, decidimos sentarnos en una plaza,tranquilos.
- Y que pensas de mi?
- Que... sos lindo y gracioso y muy viejo.
- yo te veo bien, no parece que tuvieras tu edad. Ademas, mis padres se llevan 9 años y están casados todavía.
- Si, los míos también, 9 y están casados aun.
- Viste.
Decidimos volver. Pusimos una película y dejamos que fluya. No sabría contarles el final, ni el desarrollo, ni el principio de esa historia.
Puedo contar solo el principio de la nuestra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario